Hoy,
el té es con canela.
Mi nombre es Liza, y quiero compartir contigo la energía que he sido capaz de recuperar desde lo más profundo de mi corazón, después de años de viaje errático, kilos de disconformidad, cajas repletas de pena, maletas cargadas de desencanto, y un par de frascos llenos de lágrimas.
Todas podemos perdernos, la idea es que tengamos la fuerza de querer encontrarnos y amarnos de nuevo.
Te comparto que llené muchas horas de mi existencia intentando descifrar lo que la Vida me decía en un lenguaje que no era capaz de entender.
Hoy estoy sintiendo que se puede, que la fuerza interior recobra su flama, igual que el fuego avivado por el viento, igual que una hoguera agonizante que es azotada por una ráfaga y se enciende con todo el poder de su espíritu.
Quiero conversar un té contigo, porque siento que tal vez no tienes con quién hacerlo, y me gustaría acompañarte.
Te veo, tras tu taza, un poco desconfiada, tal vez. No temas, soy una mujer, igual que tú, con dolores profundos, igual que tú, y con muchos deseos de apoyarte en tu viaje, con mis palabras, que puede que atraviesen la dura coraza que ya has aprendido a construir en torno a tu corazón.
Es sólo un té, cuando se vacíe la taza debo irme, pero regresaré siempre por otra, cuando la mañana me invite o la tarde me seduzca.
Hoy el té es con canela, porque mis mejores amigas, esas que saben de levantar el corazón destrozado del suelo, me lo han servido con ese amor que sólo las amigas consiguen regalar, y lo han endulzado con miel, para que la Madre Tierra lo bendiga con su infinita sabiduría y calidez.
Hace mucho que no escribía, y volver a hacerlo es como nadar en una piscina conocida, en la que ya había estado, pero hoy el agua está mucho más deliciosa.
Reinventarse es posible, dejar de estar triste también.
Mi té se está entibiando, siento cómo el agua va perdiendo esa temperatura que tenía hace un rato. La Vida a veces también se entibia, incluso se hiela. Tu taza de té la calientas tú. Por favor, no te tomes el té helado, disfruta de tu Vida y trae el placer de estar contigo misma como el mejor regalo que puedes hacerte.
Cada día puedes disfrutar de algún momento de maravilla, puedes hacer de un día cualquiera , un día grandioso.
Yo no tomaba té, antes. Aprendí a hacerlo cuando empecé a permitirme disfrutar de mi existencia.
Te veo, ya bajaste tu tazón, y me estás sonriendo.
Gracias, no sabes la fuerza que me regala tu sonrisa.
Espero volver a conversar un té contigo, eres una maravillosa mujer, y te mereces lo mejor de este mundo.